Directiva del Suelo: Elemento capital para Europa


Casi nadie sabe que la Unión Europea comenzó hace cinco años a preparar una Directiva del suelo. Aunque es una directiva importante, que cerraba el círculo con las directivas del aire y el agua, nadie le ha prestado mucha atención. Miento, aquellos que no están interesados en la conservación de la naturaleza si se fijaron en ella y, aprovechando la desidia de los grupos conservacionistas y de las administraciones ambientales, consiguieron bloquearla. Este bloqueo, no solo tiene consecuencias a nivel de protección de suelos, lo cierto es que, de no solucionarse, puede tener consecuencias incalculables en el medio ambiente. Tras este contratiempo la Comisión Europea no se siente con ánimo de seguir legislando en materias medioambientales ya que consideran que hay que dedicar mucho tiempo para algo que tiene pocas posibilidades de salir adelante.

Veamos qué ha pasado con la Directiva del Suelo.

Hace cinco años la Comisión propone una Directiva con el objetivo general es la protección y la utilización sostenible de los suelos, con dos principios rectores: la protección y la restauración. El Parlamento Europeo aprobó la propuesta de Directiva en primera lectura en noviembre de 2007, insistiendo mucho en la necesidad de proteger el suelo contra los efectos negativos del cambio climático. Pero la propuesta quedó bloqueada después en el Consejo de Medio Ambiente de diciembre de 2007, cuando Austria, Francia, Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido votaron en su contra. Los 22 Estados miembros restantes votaron todos a favor de la propuesta.

El Reino Unido se opone por sistema a cualquier norma nueva de la Unión europea y si es de Medio Ambiente más. Esto no es una novedad y es un lastre con el que hay que contar de antemano. Aquí el verdadero problema es Alemania que se opone frontalmente por cuestiones puramente políticas. El lobby agrícola, principalmente, y el industrial han convencido a los bávaros a presionar a su gobierno para que no aprueben la Directiva y Alemania ha conseguido el voto de Francia a cambio de apoyos en otras cuestiones muy alejadas de los suelos. Realmente Francia no tiene problemas con la aprobación de la Directiva, pero tienen secuestrado su voto por un acuerdo con Alemania. Con esta estrategia, se consuma una minoría de bloqueo que deja en el dique seco esta Directiva.

Realmente, no hay razones técnicas para este bloqueo ya que la Directiva es muy floja, con pocas obligaciones que no se encuentren en las normativas nacionales, como consecuencia de las sucesivas negociaciones con los estados miembros. Simplemente, el lobby agrícola alemán no lo quiere y ha aprovechado un sentimiento cada vez más general entre los alemanes que consiste en pensar que las normas ambientales solo las cumplen ellos y que además les supone limitaciones a su crecimiento y, para colmo, pagar políticas “verdes” en terceros países. Algo de razón no les falta, pero la solución no puede ser bloquear la legislación que nos asegure evitar la destrucción de nuestro patrimonio.

De esta forma, la Directiva de Suelo debería pasar a ser prioritario en las agendas de las ONG ambientales europeas y de los ministros de Medio Ambiente si no queremos una paralización general en el trabajo legislativo de la UE. Si no se desbloquea esta Directiva auguro malos tiempos para el desarrollo normativo verde en la Unión Europea.

Tal vez, las ONG europeas, tengamos que hacer una reflexión sobre cuales deben ser nuestras prioridades a corto plazo y tengamos que hacerle un hueco a este asunto. No siempre lo más obvio es lo más importante.