Si sigue nevando podré tener un oso polar en el jardín


En la 15ª Conferencia de la Partes del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) que se desarrolla en Doha, Quatar, acaban de decidir los representantes de los 174 estados participantes del Convenio que seguirá siendo legal el comercio internacional de osos polares.

Estados Unidos propuso que la especie se incluyese en el Anexo I del Convenio, que incluye las especies de animales y plantas a los que está prohibido el comercio de ejemplares capturados o recolectados en sus hábitats naturales. La propuesta fue rechazada con la inaudita oposición de la Unión Europea.

Parece ser que la Unión Europea quería llamar la atención a Estados Unidos por no hacer suficiente en la lucha contra el cambio climático, que está considerado como la principal amenaza del oso polar. Así que si a alguien la interesa comprar un oso polar todavía tiene oportunidad.

En cualquier caso, el problema no radica en las vendetas entre bloques de poder, el problema radica en que, en este planeta, el ser humano puede comerciar con cualquier ser vivo. Tan solo unas 33.000 de las 80 millones de especies tienen algún tipo de limitación a su comercio mediante el sistema de CITES. Tal vez tendríamos que empezar a pensar que debería ser al revés y que haya 80 millones de especies estrictamente protegidas y que solo podamos comercializar unas 33.000. De esta forma, si comprásemos una especie cada día tendríamos que vivir 90 años, y en vez de vivir en una casa tendríamos que tener un Arca.

Día negro para el oso blanco.