No importa destruir si criamos en cautividad


La Comunidad de Madrid y Grefa acaban de anunciar la suelta de dos pollos de águila-azor perdicera provenientes de la cría en cautividad. Se trata de una medida compensatoria por haber construido una autovía ilegal, la M-501, en una de las ZEPA más importantes de Europa.

La idea es sencilla de entender por el ciudadano, no importa si destruimos hábitat de perdiceras, imperiales, buitres negros, cigüeñas negras y linces ya que invertiremos el dinero que haga falta para tener ejemplares en jaula e ir soltándolos poco a poco. Además, cada vez que soltemos un ejemplar podemos hacernos una foto ya que a los periodistas les gusta el tema.

En sí, más allá del impacto de la M-501, podría parecer una buena noticia el que se suelten perdiceras en Madrid, pero detrás de este acto hay muchos otros detrás no tan buenos. Por ejemplo, para poder criar estas águilas ha sido necesario desnidar un gran número de pollos silvestres en Andalucía y enjaularlos en las instalaciones de Grefa, acción que se ha llevado a cabo sin ajustarse a las disposiciones de la Directiva de Aves. Además, en España no es posible llevar a cabo reintroducciones por parte de una comunidad autónoma sin antes consensuarlo con el resto de comunidades autónomas, extremo tampoco cumplido por los promotores de este programa. A todo esto, seguimos sin contar con un Plan de Recuperación del águila-azor perdicera en Madrid y la administración no tiene presupuesto destinado en medidas de conservación de su hábitat.

Las medidas de conservación ex situ deben ser herramientas de última instancia siendo necesario concentrar los recursos en conservar las poblaciones de especies y los hábitats y en su caso restaurarlos.