España no la reconoce ni la madre que la parió


Parte de razón tenía Alfonso Guerra en 1982 cuando dijo que “el día en que nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió”, en lo que se equivocaba es que el cambio empezó mucho antes de que el PSOE ganase las elecciones ese año.

Estas fiestas, mi suegro me recordaba como de niño, en los años 40 y comienzos de los 50 todos los niños de su pueblo de la Mancha toledana criaban los pollos de cernícalo primilla que se caían de los tejados (ellos los llamaban gavilanes). Me contaba que había multitud de ellos sobrevolando el pueblo (cientos). En los años 50 empezaron a desaparecer y en los 60 ya no quedaba ni uno solo. Desaparecieron a la vez que las langostas (tiene su lógica ya que la dieta principal de los cernícalos son los ortópteros). A los primillas y langostas le siguieron las ranas y luego las libélulas. Ahora hecha en falta a las golondrinas cuya reproducción ya es testimonial en el pueblo cuando antes abundaban bajo los aleros de las casas y, aunque sigue habiendo vencejos, ya no es lo que era. Me cuenta como se “levantó el monte” de encinas y cómo se ha cambiado el cereal por viñas. Ahora, lo que yo veo son casi todo son viñas en espaldera.

Alejandro Sánchez me contaba que su suegro también le contaba algo parecido sobre la cantidad de cernícalos primilla que había en la ciudad de Madrid. Parece ser que en las casas que rodeaban El Retiro era una especie muy frecuente. En los últimos años hemos dado la puntilla a esta especie en Madrid con el nuevo PAU de Vallecas. A comienzos de los 2000 hice un censo de cigüeñas en la Comunidad de Madrid y me dediqué a preguntar a los vecinos mayores, que siempre están en la plaza del pueblo, sobre el cernícalo primilla. En casi todos los pueblos era una especie común, ahora se trata de una especie catalogada como En Peligro en la Comunidad de Madrid.

Me encanta hablar con gente que conoció lo que había en los años 40 y 50 en España, en la otra España, en la original, ya que a esta España no la conoce ni la madre que la parió.

Mucho de lo que tuvimos no lo recuperaremos, pero espero que seamos capaces de conservar algo de lo que nos queda y sobre todo conservar la memoria de lo que fuimos.